11/27/2007

El diseño industrial no es una inversión esporádica

Las empresas se diferenciaban antes por la calidad del producto; ahora, deben también gustar a los clientes

Exdirectora de la Fundación BCD, Barcelona Centro de Diseño, Xènia Viladás está considerada una autoridad en el campo del diseño que, como destaca, está presente en calles, fábricas, almacenes, en todo lo que nos rodea. «El diseño proyecta al exterior los valores de una empresa, y la inversión no puede ser esporádica», afirma esta catalana, que la pasada semana impartió una conferencia sobre 'Nuevas tendencias del diseño industrial', en la Escuela Superior de Arte de Avilés, dentro del máster en Gestión del Diseño Industrial promovido por el centro avilesino, Prodintec y la Universidad de Oviedo, a través de la Escuela de Ingenieros Técnicos Industriales de Gijón.

-¿El diseño industrial es sólo para las grandes empresas?
Es para todas las organizaciones, no sólo para empresas, y es tanto para la gran multinacional como para la tiendecita de la esquina. Es una disciplina que permite mejorar tu posicionamiento en el mercado, tu producto y, a través de él, la vida de tus usuarios y consumidores. El diseño, y no sólo el industrial, interviene en la proyección de los valores y atributos de la empresa, que se muestra al mercado a través de tres vectores de visibilidad: producto, comunicación y espacio. El diseñador piensa y da forma a eso.

-¿Es entonces fundamental en la actividad de una empresa?
El diseño tiene una función estratégica al proyectar los valores de la empresa. Es algo creativo, pero al ser estratégico hay que integrarlo como una función más y gestionarlo para minimizar el riesgo en la inversión del diseño, que dé su fruto. El diseñador debe trabajar con los demás codo con codo, y debe ser el empresario quien escoja el diseñador que sea bueno para él.

-¿Y los empresarios son conscientes del valor del diseño?
El 70% de empresas reconoce que el diseño forma parte de su estrategia, otra cosa es que sepan cómo hacerlo o que estén haciendo diseño sin saberlo ni incluirlo en sus cuentas como diseño. Pero la mayoría de los empresarios intuyen que hay algo que les falta.

-¿Y qué es?
Antes, la calidad era un valor de diferenciación, ahora es un requisito para entrar en el mercado. Es otra vuelta de tuerca para el empresario porque su producto, además de calidad, tiene que gustar a la gente. Ahí está el secreto, estudiar las necesidades del consumidor e identificarlas para introducirlas en el proceso del diseño de la empresa. Existe el mito de que el diseño es una cosa difícil, que da muchos quebraderos de cabeza a los empresarios.

-Y que es cara.
También tenemos que pelear contra eso. El diseño no es una inversión esporádica; una empresa no logrará nada si hace una inversión una vez, y luego nunca más. Si nos hemos equivocado, volvemos a empezar, corregimos o cambiamos de diseñador. Muchas veces, un empresario tiene problemas con un diseñador y no quiere saber nada más del tema. No es así, ninguna empresa cierra el departamento de contabilidad por un problema.

-¿Un diseño salva una empresa?
No, si la empresa está moribunda, descapitalizada, si su producto se ha quedado viejo y la gente está desmotivada.

-¿Cómo ve Asturias desde el punto de vista del diseño industrial?
A mí, Asturias me sugiere gran energía. Esta tierra siempre ha acogido encuentros de diseño, como Motiva, donde con sólo levantar un dedo vienen diseñadores de toda España. Aquí hay mucha energía, entusiasmo y ganas de hacer cosas. Y ayuda la política del Principado de captación de empresas grandes, extranjeras. En Asturias hay bases, un tejido social, cultural y económico que facilita mucho que salgan buenos proyectos de diseño industrial.

Fuente: elcomerciodigital.com


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