2/26/2008

'Mater', hacia un nuevo diseño

El renovado FAD promueve una relación razonada entre el diseño y la investigación tecnológica

En el FAD, en la gran sala del Convent dels Àngels, acaba de inaugurarse una exposición que puede ser de mucha transcendencia para el progreso del diseño.
Se titula Mater y se compone de dos partes: la primera es una muestra de lo que se convertirá en una gran biblioteca de nuevos materiales, y la segunda, una serie de ejemplos de aplicación de estas novedades a varios productos industriales y artísticos, todos producidos por la industria y los centros de investigación españoles. Por ello, el Ministerio de Industria es corresponsable junto con el FAD, el Foment de les Arts Decoratives.
En los años 50 -y alrededor del mismo FAD- despertó en Barcelona el interés por el diseño industrial como nueva forma de entender la cultura material, la significación de los objetos usuales, la integración de los sistemas industriales en una estética nueva, en sustitución de las artes decorativas y, naturalmente, de los procesos artesanales. Llegaba con esa fuerza procedente aún de la gran lección de la Bauhaus, tanto en la metodología como en el lenguaje formal, tanto en los principios éticos y sociales como en la estética purista de las vanguardias.

Barcelona intentó situarse al nivel de los movimientos europeos y americanos, dentro de las limitaciones de la industria catalana y pese a las restricciones conservadoras de los mercados. Algunos diseñadores y promotores han quedado como testigos de esas excelencias: los Milà, Correa, Ricard, Marquina, Moragas, Riart, Satué, Coderch crearon, incluso, una segunda generación quizá más distanciada de la Bauhaus pero aún servidora de sus principios fundamentales. Y los premios ADI-FAD marcaron anualmente la trayectoria.
Más adelante, estos principios se fueron diluyendo, probablemente a medida que la palabra diseño fue tomando significados distintos, más comercializados, ligados a la moda y a ciertas superficialidades. Un mueble "de diseño" ya no es el resultado de las reflexiones sociales e industriales, eco- nómicas y funcionales, sino de un capricho que va de la grandilocuencia inútil al bibelot kitsch, a pesar de algunos esfuerzos todavía resistentes y altamente meritorios que solo se aprendían en áre- as especializadas y críticas. La situación, pues, es tan anómala, a menudo tan lejos de lo que era el diseño hijo de la revolución industrial, que hoy en día se impone una recomposición de sus principios.

Pero incluso estos principios deben ser vistos ya con otros, ojos porque los condicionantes deben plantearse ya desde los nuevos materiales y los nuevos sistemas que ofrece la sorprendente revolución tecnológica. Ya no tiene sentido seguir diseñando sillas, ceniceros, lámparas, mesas, platos, ollas y otros instrumentos domésticos forzando solo unos materiales tradicionales, sin adaptarse a las nuevas perspectivas.

La exposición que comento es un buen punto de partida para esta nueva etapa, que el propio FAD se empeña en hacer prosperar y en delimitar sus bases teóricas, tal como ha anunciado reiteradamente su presidenta, Beth Galí. El FAD que fue cobijo inteligente de la primera ola del diseño, que ha batallado contra las frivolidades de todo tipo, es ahora el abanderado de una nueva época.
Quizá el síntoma más esperanzador es que la exposición esté, como he dicho, dividida en dos secciones: la que corresponde a la muestra estricta de nuevos materiales y sistemas es el germen de un futuro archivo del FAD al servicio de los diseñadores y arquitectos, que será una herramienta imprescindible y un acontecimiento que situará muy arriba nuestra cultura material.
Ya sé que con esta gran biblioteca crítica y razonada no basta, y que, seguramente, no hay que fiarse solo de una nueva mitología de los nuevos materiales. Pero la investigación en estos campos es tan firme y acelerada que hace falta una constante puesta al día.

Finalmednte,un par de añadidos. El montaje de la muestra es un acierto, un manifiesto en sí mismo porque se basa en el uso descontextualizado de los materiales constructivos del espacio arquitectónico en que se sitúa, dando una serie de sugerencias de reciclaje que se adecuan a algunos principios de sostenibilidad, indispensables para los nuevos materiales. Y el magnífico catálogo es un conjunto de tres volúmenes que marcará época, porque no solo hace el papel de índice, sino que contiene una serie de presupuestos teóricos fundamentales, dispuestos para unos diálogos fecundos.
Felicidades, pues, al nuevo FAD, promotor de una nueva relación razonada entre el diseño y la investigación tecnológica. Y con la esperanza de que los investigadores establezcan puentes hacia los diseñadores para alcanzar a la vez la realidad de la producció.

Fuente: elPeriódico.com


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