1/16/2008

Se rinde homenaje al inventor de la batidora Minipimer

Empezó a dibujar prototipos de pequeños electrodomésticos con escuadra y cartabón de madera, allá por los años 40. Y se jubiló diseñando por ordenador una turbolicuadora en 1988. El delineante Gabriel Lluelles ha sido el inventor de artilugios indispensables en las cocinas españolas. El más célebre, del que se vendieron millones de ejemplares, fue el Minipimer MR1, la primera batidora manual proyectada y fabricada en España, que en 1960 costaba 979 pesetas. Mañana, la asociación ADI-FAD (Foment de les Arts i el Disseny) le rinde homenaje a este pionero del diseño industrial que seguramente sería célebre si hubiera nacido en Italia.

Diseñador Industrial: Gabriel LluellesDesechos
A los 83 años, Gabriel Lluelles conserva el gusto por el orden y la claridad de ideas. En sus primeros trabajos como diseñador se enfrentó a la penuria de medios de un país sin materias primas. "Empecé con maquinaria de tercera mano en Pimer, con material de desecho rudimentario", recuerda. La empresa Pimer (Pequeñas Industrias Mecánico Eléctricas Reunidas) fue creciendo hasta pasar de 12 a más de 500 trabajadores en pocos años. Después, se fusionó con la casa alemana Braun y el diseñador pasó a Taurus, donde se jubiló en 1988.
Gabriel Lluelles aparece en antiguas fotografías vestido con bata blanca, como un científico, en el departamento donde iba maquinando nuevos inventos. "Como delineante proyectista industrial mi escuela ha sido el trabajo en la fábrica. Lo que se enseña en una escuela de diseño en cuatro o cinco años yo lo aprendí a lo largo de 42 años. Con el asesoramiento del jefe de taller tuve que aprender fundición e inyección en plástico para hacer moldes y matrices", rememora. Como las personas de su generación, forjadas en la cultura del esfuerzo, trabajaba casi todo el día, sábados incluídos. Hasta que tuvo coche, durante muchos años tomaba el metro en la plaza de Catalunya, después un autobús y luego caminaba cinco kilómetros para llegar a la fábrica de Esplugues de Llobregat.
Su currículo de productos incluye ventiladores, aspiradoras, enceradoras, molinillos de café, exprimidoras, batidoras, licuadoras, tostadoras, trituradoras y secadores de pelo diseñados y producidos íntegramente en Catalunya. El repertorio es extenso y abarca las necesidades básicas de una casa, con productos accesibles que se vendían bien y que despertaron el interés de empresas suizas y alemanas. Lluelles trabajó en algunos diseños --sobre todo, en el molinillo de café-- en colaboración con el ingeniero Rudibert Götzenberger, contratado para hacer motores eléctricos en miniatura, que aprovechaba las cenas de los jueves para enseñarle alemán.
El trabajo de este delineante habría quedado en el anonimato si no hubiera sido por el coleccionista de electrodomésticos valenciano Andrés Alfaro Hofmann, que le dedicó una exposición en Godella. "Se me llevó hasta la plancha", dice sonriente Pepita Giménez, señora de Lluelles, que en la empresa Braun se encargaba de taquigrafiar los áridos textos de las patentes de quien es hoy su marido. Después, el diseñador entregó parte de su colección al Museu de les Arts Decoratives en Pedralbes, por lo que tiene que pedirle a su esposa el Minipimer de la cocina para posar ante el fotógrafo.
"Estoy abrumado por el interés que despierto", confiesa el diseñador ante el homenaje del 16 de enero de 08 en el FAD, que incluye una exposición de sus electrodomésticos.

Un hombre modesto
Con una actitud modesta, en las antípodas del diseñador vedete, insiste en que sus méritos se deben también a José Francesch (fundador de Pimer) y Francesc Betriu (de Taurus). "Gracias a ellos la industria es lo que es. Lo hicieron todo, eran auténticos empresarios", opina. Y tras tantos años de trabajo solo lamenta que todavía a nadie se le haya ocurrido hacer una historia del pequeño electrodoméstico.
Pero ¿cual es el secreto de aquel primer tercer brazo?. "Pues nosotros en Pimer habíamos producido en 1957 una batidora de vaso que era difícil de limpiar. Así que optamos por desmontarla y poner la cuchilla dentro del vaso", relata. La batidora pesaba más de tres kilos, pero al reducir el tamaño del motor el Minipimer MR1 no llegó al kilogramo. Enseguida fue un éxito y se convirtió en el símbolo de un país que salía de las cartillas de racionamiento y entraba en el desarrollismo. Su sistema de funcionamiento se ha perfeccionado pero mantiene la pureza funcional que le otorgó su creador.

Fuente: el periodico.com


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